VI Juegos Olímpicos Berlín 1916
Los VI Juegos Olímpicos Berlín 1916 nunca se llevarían a cabo.
El 27 de mayo de 1912, en la ciudad sueca de Estocolmo, Berlín fue elegida contra Budapest (Hungría) y Alejandría (Egipto) después de que ninguna de estas dos ciudades presentara la candidatura formal.
Los VI Juegos Olímpicos, con su mensaje de fraternidad entre las naciones debieron suspenderse ya que Europa se hallaba inmersa en la sangrienta primera guerra mundial, conocida en su época como “la gran guerra”.
Juegos Olímpicos Berlín 1916
Los planes de organización de los Juegos Olímpicos implicaban la construcción del Estadio Olímpico de Berlín, el cual fué construído entre 1912 y 1913, justo antes de que comenzaran las acciones bélicas.
El olimpismo debería esperar hasta el año 1920, cuando la bandera olímpica volvería a ondear en los estadios.
Por obvias razones, no se disputó el torneo de futbol donde Inglaterra esperaba enviar a sus mejores hombres. En lugar de ello, los envió a los campos de batalla.
Esta se convertiría en la primera interrupción de las competencias olímpicas de la era moderna.
Finalmente, la cita olímpica se realizaría hasta el año 1920 con la humanidad deseando olvidar los horrores vividos durante el largo período de la llamada “Gran Guerra”.
Muchos atletas perderían la vida defendiendo sus respectivos países durante la guerra.
El mundo jamás tendría la oportunidad de asombrarse y aplaudir sus hazañas en las arenas deportivas.
Pero lejos y distante se veía el espíritu olímpico.
La tragedia de tantos hombres y mujeres en la flor de la juventud, devorados por un conflicto que devoraba todo a su paso, parecía haber llegado para quedarse.
El pequeño mundo del futbol vería perderse a miles de talentos perdidos en batallas. Inglaterra, particularmente, tardaría mucho tiempo en volver a reunir una selección que le fiera gloria.
Tras el fin de la guerra, sudamérica emergería como la gran potencia del futbol olímpico.
Los Juegos Olímpicos Berlín 1916: Un sueño truncado por la guerra
Los Juegos Olímpicos de Berlín 1916, también conocidos como la VI Olimpiada, fueron un evento deportivo que nunca llegó a celebrarse.
La Primera Guerra Mundial, que se desarrollaba en ese momento, truncó el sueño de miles de atletas y aficionados de todo el mundo que esperaban con ansias la cita olímpica.
Berlín había sido elegida como sede de los Juegos Olímpicos en 1912, durante la 14ª Sesión del Comité Olímpico Internacional celebrada en Estocolmo.
La capital alemana se impuso a otras ciudades como Alejandría, Ámsterdam, Bruselas, Budapest y Cleveland.
La ciudad alemana ya había presentado su candidatura para los Juegos Olímpicos de 1904, que finalmente se celebraron en San Luis, Estados Unidos.
Los preparativos para los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 avanzaban a buen ritmo.
Se habían construido nuevas instalaciones deportivas, como el Deutsches Stadion, con capacidad para 100.000 espectadores.
También se habían diseñado nuevos eventos deportivos, como el pentatlón moderno, que se incluía por primera vez en el programa olímpico.
Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 cambió radicalmente el panorama.
Los países participantes en la guerra destinaron sus recursos al esfuerzo bélico, lo que hizo imposible la celebración de los Juegos Olímpicos.
El Comité Olímpico Internacional se vio obligado a cancelar el evento en 1915.
La cancelación de los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 fue un duro golpe para el movimiento olímpico. Se estima que más de 4.000 atletas de 50 países diferentes se habían entrenado para participar en la competición.
La guerra también truncó la carrera de muchos atletas jóvenes que nunca tuvieron la oportunidad de competir en unos Juegos Olímpicos.
A pesar de la cancelación, los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 dejaron un legado importante.
La ciudad de Berlín utilizó las instalaciones deportivas construidas para los Juegos para albergar otros eventos deportivos, como los Juegos Olímpicos de 1936.
Los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 son un recordatorio de que el deporte puede verse afectado por los acontecimientos políticos y sociales. También son un símbolo de la esperanza y el espíritu de superación del ser humano.
A pesar de la guerra, el movimiento olímpico resurgió con fuerza después de la contienda y los Juegos Olímpicos se celebraron de nuevo en Amberes en 1920.
La historia de los Juegos Olímpicos de Berlín 1916 nos enseña que, incluso en los momentos más difíciles, el deporte puede ser un faro de esperanza y un símbolo de unión entre los pueblos.
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